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La estela del milano negro

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Categoría: Abrujar
Descripción
Características
Autoría

La estela del milano negro.

Elena Casero Viana.

Doña Perpetua, mujer de carácter, le encarga a Arístides Viana, detective privado, la tarea de encontrar a su hijo Antonio, en paradero desconocido desde hace unos meses. Un trabajo que, probablemente, será el último que realice. El investigador atraviesa un momento complicado y no tiene ánimo ni solvencia económica para negarse a las condiciones que Doña le impone: dejar la ciudad, trasladarse al pueblo donde ella vive y hacerse pasar por cura con problemas de fe y aficionado a la ornitología.

Por suerte para Arístides, en su vida acaba de aterrizar Olivia, una joven veinteañera que se le ha presentado como su hija. Olivia y su curiosidad serán una pieza clave en la investigación y hará florecer en el viejo Arístides emociones que tenía olvidadas y otras que va descubriendo gracias a su compañía.

El otro gran protagonista es el pueblo, un pequeño pueblo sin nombre, igual de abandonado que todos los pueblos, con silencios, medias mentiras, secretos, rencillas antiguas y modernas enredadas como una gran telaraña entre sus habitantes que dificultará la investigación.

Pepe fue uno de los primeros en marchar, qué remedio, me dice. La vida aquí se iba definiendo en escasez, en sequías, en un aire turbio de color amarillo como los campos de cereal, en el olor de las ovejas que circulaban por las calles cada mañana y las voces de Audemio arreándolas. Se emborrachaban con aguardiente, o con vino peleón, y así sofocaban los pensamientos hasta que no había más remedio que escucharlos. Como él, otros tantos que se fueron con lo puesto, abandonaron los campos, las casas y las familias. Algunos, como el Marcial, se quedaron y cada verano marchaban a Francia a la vendimia. Allí, donde dice que conoció a la rubia. Otros, como el Charly, trabajaron de braceros en las fincas de los señores de la ciudad.

—En estos pueblos, Arístides, podemos clasificar a los habitantes en tres categorías, los que no tienen aspiraciones de vivir en otro lugar, los que carecen de medios para marcharse y los que, por razones que solo nosotros conocemos, como es mi caso, nos gusta vivir aquí.

240 p.
22 x 15,5 cm.
Colección Abrujar.
Autora, Elena Casero Viana
Portada y diseño, Estudi Grafema.
Encuadernación con cosido visto
D.L. V-2487-2025
ISBN 978-84-127424-6-6
Junio 2025

Elena Casero Viana ha hecho las paces con la diáspora rural que expulsó a sus ascendentes de Utiel, La Berzosilla, Penén de Albosa, Los Sardineros y Los Isidros. Hace seis años dejó la ciudad donde nació y se instaló en Los Isidros, una aldea que fue el lugar de descanso veraniego de su familia durante muchos años. En los años 50 y 60 llegaban en tren hasta la estación de Requena, donde los recogía el tío Amado con su carro arrastrado por la mula Lustrosa. Al pobre animal lo bautizó ese humor tan propio de este territorio de frontera, áspero como la tierra y con el sarcasmo de los desposeídos que nada tienen que perder.

Elena es buena heredera de ese humor y lo despliega sin remilgos en su última novela. Escribe porque no sabe estar sin leer, aunque ella, de verdad, no quería ser escritora, quería ser campeona olímpica de velocidad, como la mula Lustrosa.

Escritora tardía publicó su primera novela en 1996, Tango sin memoria, inspirada en una vecina de la finca donde su bisabuela vivía y trabajaba de portera. Tras ella ha publicado Demasiado tarde (Mira Editores – 2004), Tribulaciones de un sicario (Talentura Libros – 2009), Discordancias (Talentura Libros – 2011), Donde nunca pasa nada (Talentura Libros – 2014), Luna de Perigeo (Enkuadres – 2016), Las óperas perdidas de Francesca Scotto (Talentura – 2018) y Las dos Adelaidas (Editorial Sargantana – 2023). Algunos de sus microrrelatos han sido traducidos al francés y al italiano.

Ha hecho suya la frase que dicen que dijo Jardiel Poncela que «Sólo unos pocos sueños se cumplen, la mayoría se roncan» Roncar, no sabe si ronca porque aún no sabe compaginar sueños y ronquidos, pero sabe que sus sueños se van cumpliendo poco a poco.